UNIDAD 1
1.1 concepto y terminologia
Internet llega a una velocidad tal que grandes sectores de
la sociedad no llegan a asimilar con precisión todo su significado
y se limitan a ver el fenómeno comunicativo en funcionamiento. El
primero de los aspectos que se encuentra el estudioso es la marea de confusiones
en torno al mismo vocablo, Internet. En muchas ocasiones, la mera red interconectada
se presenta como si se tratara de un medio de comunicación y no
un ámbito o recurso para la comunicación, que son dos cuestiones
diferentes, ya que Internet per se no significa mensaje, sino posibilidad
de que a éstos se acceda. El autor reflexiona sobre la necesidad
de aclarar conceptos muy básicos del entorno telemático y
de aclarar la terminología al uso sobre Internet, incluso en ambientes
académicos.
Es muy probable que uno de los defectos de la sociedad
finisecular - sin relación alguna con la teoría de la sociedad
de la información- sea el del mimetismo. Lo malo del mimetismo,
con ser malo intrínsecamente, es que el ser mimético es una
persona que generalmente no hace uso de la capacidad de reflexionar, de
pensar las cosas un poco antes de aceptarlas, o no lo hace con la frecuencia
que es de esperar en animales racionales. Tal vez por esa causa vivimos
en un ambiente donde los tópicos nos asaltan, como una clara manifestación
de la insensatez de algunas decisiones y de mucho discurso.
En el ambiente de Internet todo esto se refleja de manera
muy clara, tanto que es preocupante. En realidad, este fenómeno
del mimetismo, de repetir lo que otro ha dicho sin pararse a pensar si
se trata de una incorrección o es acertado, se ve con frecuencia
en el mundillo de la comunicación.
No otra cosa que un seguir la ruta del mimetismo es el
empleo de expresiones como /prensa impresa/, como si toda la prensa no
fuera impresa, como si pudiera haber algún tipo de prensa que no
lo fuera. En esa línea de expresiones tan llenas de incorrección
por redundantes encontramos también /prensa escrita/, como si igualmente
hubiera algún tipo de prensa que no lo fuera; o bien se puede escuchar
o leer cuando se habla de infografía la expresión /gráficos
creados por ordenador/, como si verdaderamente fuera preciso que todo gráfico
tuviera que ser originado en una pantalla o como si fuera realmente de
interés ese añadido. A nadie, por el contrario, se la ocurre
cuando habla del texto periodístico señalar la expresión
/texto creado por ordenador/, porque sería una expresión
tan vana como la referida a gráficos. Lo importante sigue siendo
el contenido y no los procedimientos.
Ahora, con la fulgurante llegada de Internet, la ceremonia
confusa de los tópicos la volvemos a encontrar en el discurso referido
a la Red. Para empezar y en lo que más nos afecta, nos hablan de
/periodismo electrónico/ para referirse al servicio de noticias
escritas y con el complemento de material gráfico. En países
hispanos como Argentina son más precisos y al periodismo impreso
lo llaman /periodismo gráfico/, porque todo su material es gráfico:
la tipografía de los textos, la fotografía o la infografía,
lo mismo que los elementos publicitarios y el resto de unidades compositivas
de toda plana, como chistes, caricaturas, etc. todo es grafía, de
ahí la correcta denominación de llamarlo /periodismo gráfico/.
En nuestro entorno, si uno habla de periodismo gráfico, por error
se entiende periodismo fotográfico. O sea, otro ejemplo más
del mimetismo malo aplicado al mundo de la comunicación social.
LA CORRECTA EXPRESIÓN "PERIODISMO TELEMÁTICO"
En el tiempo todavía auroral del periodismo telemático
-expresión más correcta que /periodismo electrónico/-
a nadie se le ocurre hablar de /radio electrónica/ ni de /televisión
electrónica/. Parece que hay un consenso en aceptar que la radio
y la televisión son electrónicas desde su mismo nacimiento,
que son dos ambientes mediáticos típicamente electrónicos
y por ello en el tiempo de lo digital se habla más de radio digital
o televisión digital. Como el periodismo impreso no es históricamente
un entorno electrónico como lo son la radio y la televisión
y como la electrónica llegó mucho más tarde a la prensa,
de ahí arranca el error del que advertimos aquí.
Hoy, el periodismo clásico ya es plenamente electrónico
en la fase crítica de la preimpresión, lo que sucede es que
en el momento de disponerse del periódico prototipo, cuando el material
gráfico ya está dispuesto para su salida al encuentro con
los lectores, se presenta una tremenda fractura tecnológica y se
efectúa un violento retroceso de cinco siglos atrás, para
regresar a la tecnología medieval de la impresión sobre láminas
de papel. O sea, un producto digital todavía en la fase de ejemplar
inédito, lleno de posibilidades de ponerse en línea y erigirse
en buen ejemplo de las altas prestaciones de la telemática al servicio
de la comunicación social, se reduce a seguir siendo una manifestación
analógica, en soporte igualmente medieval, todo ello sin conexión
alguna con los parámetros de la sociedad de la información
y sin relación con la informática. Esto es, una lástima,
un error desde el punto de vista de las nuevas tecnologías: se saca
a la calle un producto analógico elaborado o editado con nuevas
tecnologías y después se copia con viejas tecnologías,
por muy nuevas que sean las rotativas, que son viejas tecnologías
nuevas, pero viejas siempre a la postre
Si la expresión /periódico electrónico/
no es técnicamente válida, de acuerdo con lo que hemos dicho,
¿cómo hallamos la expresión más acurada? Partimos
de la realidad de que cuando se habla de /periodismo electrónico/
sabemos de qué nos están hablando, a pesar de la incorrección,
pero no por eso hemos de aceptar el error y no tratar al menos de señalarlo.
Sucede lo mismo cada año en vísperas de la entrega de los
Óscar: muchos diarios hablan de películas /nominadas/, cuando
muchos sabemos que no son tal cosa sino /seleccionadas/ o /candidatas/,
que /nominar/ en castellano se emplea para otro fin, por ejemplo, para
ponerle nombre a una calle o el título a una película. También
sabemos que hay voces que significan algo más allá de su
primer significado, a modo de tropos. Cuando la policía peina un
monte sabemos que no lo hace con un peine y que cuando de un futbolista
se dice que robó un balón no significa que sea un ladrón.
Pero la expresión /periodismo electrónico/ no parece que
sea ninguna de las variedades de tropo, sino una muestra simple de mimetismo:
alguien la usó una vez y muchos van detrás y aceptan la locución
trivial, sin reflexión.
Hay que advertir que voces como /periódico/ y /diario/,
ya no digo /rotativo/ o /cotidiano/, pierden toda su validez cuando se
desean aplicar a servicios digitales o telemáticos. Otra cuestión
es que a pesar de ser paradigmas del mundo analógico se empleen
en el discurso digital. Serán una incoherencia y el tiempo y la
extensión de la cultura tecnológica se ocuparán de
resolver el caso: cuando apareció la radio, a quien hablaba ante
un micrófono en una emisora lo llamaban /speaker/, porque la nueva
tecnología venía del mundo anglosajón y no existía
la pertinente voz castellana para distinguir aquel oficio nuevo. Hoy ya
nadie usa el término inglés y ese empleo tiene una atinada
voz en español. Sucedió lo mismo con /pick up/ cuando llegaron
a España los primeros tocadiscos caseros, y antes había sucedido
con la arribada del británico fútbol: el defensa era llamado
/forward/ y /referee/ al árbitro. Todavía en fútbol
permanecen voces originales, como el propio nombre del juego, el córner
y el penalty, que en algunos lugares llaman /pénal/, sin más.
De acuerdo que las palabras sirven para comunicarnos y
nos entendemos lo mismo con el empleo de unas y otras, las voces adecuadas
y las inadecuadas, pero también parece cierto que hemos de tender
a aplicar los términos correctos frente a los que no lo son tanto.
EL "PERIÓDICO" SE HACE RADIO ESCRITA
La voz /periódico/ es probable que se siga empleando,
aunque no se refiera a un ejemplar impreso en papel, pero estaremos ante
una clara incorrección. En telemática, el periódico
como servicio informativo que aparece periódicamente deja de tener
sentido. La mera idea de diario va en contra de cualquier principio telemático,
cuando la tecnología web y la existencia de servidores remotos en
red posibilitan que el "periódico" (entre comillas sería
menos incorrecto) se haga radio escrita, esto es, con actualizaciones tan
pronto se tiene dispuesta una nueva noticia.
La nueva llega a la redacción por el medio que
sea y una vez preparada para su lectura queda lista para su puesta en línea:
en la web, todas las noticias periodísticas son últimas noticias,
noticias frescas, nada viejas, como sucede con todas las otras de un diario
analógico, excepto si se trata del producto de eso tan escaso que
es el periodismo de investigación o una noticia exclusiva, que no
da ningún otro medio, ni en radio ni televisión. Pero ésta
no es la tónica, lo más frecuente es que se trate de noticias
ya viejas, conocidas por muchos radioyentes o telespectadores, esto es,
nuevas que no son tales, noticias si no muertas, sí moribundas en
la mayoría de las ocasiones y siempre viejas.
En la radio escrita que es el "periódico" telemático
o periótico deja de tener razón de ser el concepto
"última noticia" o "noticia de última hora", porque todas
lo son: cuando llegan a la redacción o se dispone de ellas, se preparan
y se emiten a la Red. Esta expresión /emitir/ ha sido hasta ahora
ajena al periodismo impreso: sus empresas han sido "editoras" y ahora van
a ser "emisoras", como las de radio y televisión.
Concluimos este apartado recordando la propuesta de nueva
voz que data de principios de los 90 (De Pablos Coello, 1992a: 543-555),
cuando para referirnos al periodismo de la era telemática o periódico
telemático proponíamos la voz /periótico/
y /periótica/ a la periodística telemática,
como hoy ya sucede con los servicios de noticias periodísticas que
encontramos en la web.
"LA RED INTERNET" O LA REDUNDANCIA
Retomemos el hilo de los tópicos. Es una expresión
redundante e innecesaria hablar de /la red Internet/, porque la /net/ de
la nueva palabra ya significa precisamente /red/, de forma que podríamos
estar ante un nuevo cliché en el castellano. Lo mismo sucede cuando
alguien habla de /el web/ o dice /el Internet/, en vez de usar el artículo
/la/. Peor, no obstante, es el tópico que habla de /la página
web/: "La Casa Blanca inaugura su página web". Bastante pobre sería
esa información de la presidencia de Estados Unidos si sólo
tuviera una página y no se tratara de una agrupación de ellas,
o sea, un sitio, un sitio web.
Pero alguien acuñó un día la expresión
/página web/ para referirse a una agrupación de páginas
web interconectadas o al menos conectadas con la página de cabecera
o de bienvenida y varios miles sin pensar ni reflexionar lo que repetían
se lanzan al abordaje del significado de qué es realmente un sitio
web, escrito como un todo único, sitioweb, lo mismo que páginaweb.
Un periódico es, como un sitio web, una agrupación
de páginas ordenadas y llenas de mensajes, de contenido. Muy pobre
sería un diario si estuviera integrado por una sola página.
Hasta las desaparecidas hojas del lunes indicaban dos páginas en
su propio nombre.
INTERNET NO ES UN MEDIO DE COMUNICACIÓN
Si hemos hablado de varios tópicos e incorrecciones
en la terminología al uso en el ambiente de Internet, nos parece
que el detalle de mayor interés es aclarar algunos conceptos y tratar
de dejar claro que Internet no es un medio de comunicación social,
pero a la vez intentaremos dilucidar dónde se asienta el nuevo medio,
dónde lo podemos encontrar.
Basado en el efecto de la polisemia, Internet es un medio
de comunicación, lo mismo que una carretera, un barco o un avión.
Pero sabemos que eso no implica que sea un medio periodístico de
información, que viene a ser el medio de nuestro estudio. Podemos
apreciar que el medio de comunicación de masas de nuestro interés
es el que tiene carácter periodístico, o sea, es de información
general o especializada, pero siempre dirigido a un amplio núcleo
posible de lectores. No digo "al más amplio", porque ese fin podría
chocar frontalmente con la cuenta de gastos de la empresa, de forma que
puede que ese medio tenga un tope por encima del cual sea un peligro tirar
más ejemplares. Casos hay de diarios o revistas que cerraron por
el gran éxito de ventas de ejemplares: Life puede ser el
mayor de estos ejemplos.
Un boletín oficial de un estado o comunidad es
un sistema de comunicación, sí, pero antes es un servicio
informativo oficial, lo que le resta entidad periodística, aunque
pueda albergar textos de interés para los periodistas, pero no es
lo sustancial, como ha de serlo en el diario.
Hay todavía otra característica más
que cumple o ha de cumplir el medio periodístico para ser tal, para
contemplarse en el concepto de mass media: ha de llevar mensajes
y disponer de un título o cabecera, estar nominado, porque no existe
medio alguno denominado "prensa", "radio", "televisión" ni "Internet".
Estos son medios con el apoyo de la polisemia, pero no en sentido periodístico.
Son ambientes o entornos sobre los que asentar o disponer de medios. Estos,
repito, han de portar mensajes y disponer de título o cabecera diferenciadora.
Cuando empieza a funcionar la rotativa de un periódico
y surgen los primeros ejemplares, en blanco o entintados - en los dos casos,
inútiles para salir al mercado: sin valor informativo, por tanto-,
esos papeles todavía no son el medio, porque no llevan mensaje:
el medio sigue siendo el mensaje, el medio requiere del mensaje para ser
tal. Un inglés diría que son /papers/, pero no /newspapers/.
En todo caso, el medio, para serlo, igualmente ha de estar nominado con
una etiqueta diferente a las cabeceras de los demás: El País,
La
Opinión, La Crónica, La Estrella Digital,
Libertad
Digital, El País Digital.
Según lo anterior, el medio digital o de conexión
telemática, esto es, el mass media aparecido al calor del
fenómeno Internet, ha de portar una cabecera identificatoria, sea
su mensaje emitido en forma de texto, de voz o porte otros recursos, para
dar lugar a la práctica del multimedia. Si el medio es el mensaje
y si un soporte sin mensaje no es un medio sino papel, en el caso del impreso
periodístico, podemos ver cómo la industria periodística
siempre trata de realizar o disponer de un prototipo de ejemplar, o sea,
de crear un banco de datos con las noticias de una edición determinada.
En el lance del periódico, el ejemplar no es otra
cosa que una copia impresa del banco de datos, de noticias y demás
elementos, que forman el número de un día determinado. El
medio será, entonces, ese banco de datos bajo una cabecera y una
vez quede expuesto al público lector. Sin banco de datos, sin cabecera
o sin exposición al público no hay medio de comunicación
social; estos tres son algunos de los condicionamientos precisos para que
ese producto sea considerado una muestra de mass media, un medio.
En el periódico analógico, esas tres condiciones
se acaban de lograr en la rotativa, cuando salen los primeros ejemplares.
En el entorno digital, sucede algo semejante, pero sin impresión.
Por el contrario, el banco de datos, con su cabecera, tratado el contenido
con la tecnología web - lo que llamamos un sitio web- empezará
a tener condición de mass media cuando haya posibilidad de
encuentro con los lectores. El sitio web emitido hacia un servidor remoto
abierto a la Red respeta las condiciones primeras para que un banco de
datos adquiera carácter mediático, sea un medio periodístico.
INTERNET, COMO VÍA DE ACCESO A LA INFORMACIÓN
¿Y cuál es el papel de Internet en todo
esto? Hasta aquí no hemos tenido siquiera necesidad de hacer uso
del concepto red interconectada.
Cuando se realiza un impreso periódico, éste
ha de distribuirse materialmente por sus puntos de venta, para que los
lectores tengan acceso al banco de datos, de noticias impresas o periódico.
Esta fase no existe en el campo telemático, pues al colocar el sitio
web - o sea, el nuevo medio, sea escrito, sonoro, mixto o como quiera que
se presenten sus datos- en un servidor remoto abierto en línea o
en red las 24 horas del día los siete días de la semana,
serán los lectores quienes accedan virtualmente al sitio, de igual
manera a como hacían los primeros lectores de los primeros impresos:
se acercaban a la imprenta para retirar personalmente sus ejemplares. Si
aquellos primeros compradores visitaban la imprenta para acceder a la información,
lo mismo hacen ahora los cibernautas, visitan el sitio web para conseguir
una copia-reflejo o virtual de la información ofrecida, para accesar
al nuevo medio. En los dos casos, los antiguos lectores y los telectores
de hoy precisan de un cauce o vía de comunicación para lograr
sus propósitos: la malla urbana en el ejemplo del antiguo periódico
y la red interconectada en el caso del cibernauta que accede al nuevo medio
de información depositado en un sitio web. En ambos casos, se trata
de una trama o malla de vías de comunicación desde el lugar
donde está el lector hasta el lugar donde se encuentra el banco
de datos informativos: las nuevas tecnologías modernizan el proceso
y mantienen el producto. Lo que se sigue ofreciendo es información.
Según lo visto hasta aquí, tenemos que Internet
es medio de comunicación en el sentido de cauce o vía de
acceso, según la acepción 30ª de la Academia: Lo
que puede servir para determinado fin: medios de transporte, de comunicación
(como son medios el tren y el barco; la sala de cine o el quiosco de revistas),
pero no será medio en el sentido de la expresión "medio de
comunicación", que en el entender académico es "órgano
destinado a la información pública". Breve definición
donde se enmarca el mass media de nuestro interés y estudio.
A partir de estas reflexiones parece quedar aclarado que Internet no es
el nuevo medio de comunicación nacido al amparo de la teleinformática,
sino la vía o cauce hacia los nuevos medios depositados en los servidores
remotos como sitios web, que son los medios nuevos. Y son los servidores
remotos conectados a la Red los nuevos soportes de la información,
como durante tantos siglos lo fue el papel para el impreso.
Entender lo contrario, peor, decirlo y escribirlo a través
de retóricas figuras semánticas, es sumar más confusión
a la última tecnología de la información con la que
se cerró en diciembre de 2000 brillantemente un siglo: ultima tecnología
que propicia la aparición de un nuevo tipo de medio de comunicación
con su propia cabecera identificatoria, depositado en un sitio web, donde
se posibilita el nuevo medio que se establezca, en forma de páginas
web conectadas.
Es igualmente de lamentar que el benemérito creador
de la tecnología web, la que posibilita los mass media telemáticos
(no sólo la comunicación personal o individual), Timothy
Bernes-Lee, sea menos conocido que personajes como Gates. Mientras el primero
donó a la humanidad su invento y con ello despreció la riqueza,
el segundo es uno de los hombres más ricos del mundo y su nombre
aparece en prensa con una inusitada frecuencia. Si lo prefieren, ésta
es una muestra más del poco rigor de una prensa más proclive
al morbo y al escándalo de las sucesivas comparecencias jurídicas
de Gates que a mostrar a sus lectores el trabajo silencioso y benefactor
de científicos beneméritos como Tim Bernes-Lee o su colaborador
Robert Cailleau.
En conclusión, advertimos un uso inadecuado del
neologismo Internet como "medio de comunicación", frente al concepto
correcto de "vía de acceso" a los bancos de datos depositados en
los servidores remotos conectados a la red de redes, que es donde se propicia
la existencia de nuevos medios de información con perfil periodístico.
El medio de comunicación, en el sentido de medio informativo, periodístico
en algunos casos, como primera providencia ha de estar nominado, tener
un título de cabecera. Y, naturalmente, albergar mensajes preparados
para su difusión. Vemos cómo Internet es, en todo caso, un
nombre genérico y no el título de una cabecera.
Es al amparo de la tecnología web donde encontramos
servicios informativos sin periodicidad marcada por la tecnología,
donde vamos a hallar entidades con una cabecera determinada y muy localizable;
o sea, es al cobijo de la web donde únicamente dispondremos de medios
de comunicación - en forma del sitio web- en el sentido de mass
media, medios que ya han superado las limitaciones de espacio y tiempo
del periódico clásico. Es en la web donde podemos disponer,
si lo prefieren, del periótico o "periódico" continuo
(periódico, entre comillas) establecido en un sitio web, con Internet
como precisa herramienta vicaria para acceder al entorno multimedia de
tanta actualidad, todavía emergente y de tanto futuro.
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